
Al principio de la década de los noventas, el país estaba logrando un punto de equilibrio en la economía, a pesar de la ruptura en el pacto del café, logro mantener una estabilización, manteniendo un nivel de reserva adecuado. El país tenía los aranceles más altos dentro del grupo andino, y el modelo de desarrollo de la protección a la producción interna, mostraba un claro agotamiento. En cuanto a la deuda externa era clara la negativa del Banco Mundial para otorgar nuevos créditos de libre disponibilidad, en febrero de 1990 la administración Barco anuncio un programa de liberación con una orientación gradualista de la apertura, que orientado por el Banco Mundial, modificaba el concepto sobre el modelo de desarrollo que existía en Colombia, hasta ese entonces, colocando toda su atención en el sector externo, como impulsador del desarrollo No obstante el Banco Mundial considero que debía retener el crédito hasta que la administración entrante diera a conocer su proyecto de modernización y apertura económica. Es asi como en la administracion del Dr Cesar Gaviria Trujillo (1990-1994) finalmente este préstamo se firmó, mas precisamente en enero de 1991 por USD$600 millones. El programa de apertura económica se presento durante la finalización del periodo presidencial de Barco, planeándose su introducción gradual y progresiva a la producción nacional en dos etapas: · La primera etapa se estimo para dos años empezando a partir de febrero de 1990, durante este tiempo se debía reducir gradualmente las restricciones cuantitativas, compensando la producción interna con protección arancelaria y con una devaluación favorable de la tasa de cambio, durante los dos primeros años se eliminaron las licencias de importación cambiándolas por aranceles y aumentándolos en aquellos sectores que así lo necesitaban; la idea de tomar estas medidas se tomaron para permitir la adecuación de la industria a las nuevas condiciones que afrontaría a mediano plazo. · En la segunda etapa de reducirían los aranceles de tal forma que en un periodo de tres años el nivel de protección “deseable” que oficialmente oscilaba en torno a un arancel promedio, incluida la sobretasa del 25%. Paralelamente la devaluación nominal en 1990 se aceleraría, alcanzando el 31%, con el fin de evitar que la liberación comercial indujera una excesiva demanda de importaciones que pudiera afectar la estabilidad cambiaria. En enero de 1991 se inicio un proceso de revaluación real, tendencia que se mantiene sin mayor variación hasta 1996. En agosto de 1991 el país se encontraba atravesando un periodo de alta inflación y el comportamiento del sector externo, las importaciones no era el esperado, las exportaciones habían crecido ligeramente las importaciones en cambio habían caído, incrementándose únicamente las importaciones de bienes de consumo, los resultados iban en contravía con los objetivos que la apertura buscaba.Las políticas apertura económica de principio de los 90, más, que un aliciente para el desarrollo, resultaran perversas para la industria nacional, generando grandes pérdidas, que se manifestaron en deterioro general de bienestar.
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